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Un gas noble no tan noble: el radón

Escrito por Quimitube el 8 octubre


El radón es un gas noble de número atómico 86 y configuración electrónica que podemos escribir, en su forma abreviada, como [Xe]4f14 5d10 6s2 6pes decir, es el gas noble que sigue al xenón en la serie química y tiene, por tanto, 32 electrones más (un nivel completo con orbitales f, d, s y p como vemos en la configuración). El hecho de que se trate de un gas noble y tenga, por tanto, una baja reactividad química (tiene su nivel electrónico completo, no «necesita» formar enlaces) podría hacernos pensar que se trata de un compuesto poco tóxico o incluso inocuo. Sin embargo es peligroso; muy peligroso. Se presenta de forma natural en estado gaseoso y es incoloro, inodoro e insípido, y se libera del suelo, procedente de la descomposición del uranio presente en rocas y suelo.

Kit para la detección de gas radón

Kit para la toma de muestras de análisis de radón

La causa de esta toxicidad no es su reactividad, que como decimos es baja, sino su radiactividad. Su masa atómica habitual es de 222, lo que significa que la mayoría de átomos de radón tienen unos 136 neutrones (A – Z = 222 – 86 = 136); es decir, el isótopo del radón más estable es el 222Rn, lo cual no quiere decir que sea poco peligroso: su vida media es de 3,8 días (en este tiempo se habrán desintegrado la mitad de los átomos de partida) y emite partículas alfa para dar 218Po. Otros isótopos también las emiten:

Desintegraciones radiactivas emisoras de partículas alfa

Tiene otros isótopos naturales aunque mucho menos abundantes, el 220Rn, que recibe también el nombre de torón por proceder de la desintegración del torio y que tiene un tiempo de vida media de 55 segundos, y el 219Rn, llamado actinón y con una vida media de 4 segundos. Con estas características podemos suponer que sus efectos sobre la salud humana no serán precisamente leves. En efecto, la exposición a altos niveles. No solo es por la emisión de partículas alfa de los mismos isótopos del radón, sino por sus descendientes de vida corta, como el 216Po y el 215Po, con vidas medias respectivas de 0,145 segundos y 1,781 milisegundos.

Desintegración radiactiva de diversos isótopos del polonio

Así, se debe tener en cuenta el total de radiación emitida, tanto por el radón inicial como por sus descendientes. Aunque la radiación alfa no es la radiación más perjudicial para el organismo, ya tiene un poder de penetración pequeño, las partículas que contienen estos isótopos pueden ser inhaladas y, una vez dentro de nuestro organismo, se adhieren a los pulmones y emiten desde allí la radiación, provocando daños graves y mutaciones en el tejido pulmonar por creación de iones, radicales libres…, lo que puede llevar en muchos casos al desarrollo de un cáncer de pulmón. Como veis el radón no es ninguna broma. No solo es casi tan peligroso como el tabaco en la aparición del cáncer de pulmón, sino que sus efectos son sinérgicos: los fumadores expuestos al radón tienen una probabilidad muchísimo mayor de contraer la enfermedad que los individuos expuestos individualmente a ambos factores. La aparición del cáncer suele ocurrir al cabo de varios años de haber recibido la irradiación, siendo un efecto tardío y probabilístico en el que la probabilidad evidentemente aumenta con la dosis.

Ahora bien, tal vez os preguntéis: ¿es que hay radón en la atmósfera? ¿Puedo estar respirando radón en este momento? Pues sí, hay radón en la atmósfera, y la mayor parte de él, un 87%, procede de fuentes naturales (sí, sí, naturales, ¡de lo más sano!). Según la NTP 533: El radón y sus efectos sobre la salud, «En España la dosis media procedente del radón es de 1,2 mSv al año, pudiendo alcanzar valores de hasta 40 mSv en  determinadas zonas. Estas dosis se reciben sobre todo en el interior de los edificios, ya que en el exterior se dispersa en el aire. El  valor medio depende de las características de la zona en la que se viva, de los materiales de construcción empleados y de la  ventilación de los locales.»

Mapa de distribución del radón en edificios de España

Zonas de la península española con mayor radiación por radón en los edificios. En rosa, aquellos que superan en más de un 10% de edificios los 300 bq/m3.

El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) recomienda no superar en viviendas las concentraciones medias anuales de 300 bequerelios por metro cúblico (bq/m3). En un trabajo elaborado conjuntamente por la UNED y el CSN y publicado en el Journal of Radiological Protection, se observa el primer mapa elaborado para determinar la presencia de radón en la península. El estudio detectó que un 10% de los edificios en Galicia y determinadas zonas de Asturias, Castilla y León, Extremadura y Andalucía (las regiones más occidentales) superan la radiactividad indicada de 300 bq/m3. Fijaos en que el estudio indica «en el interior de los edificios» y no en la atmósfera, ¿cómo llega el radón a los edificios? Pues se transmite por grietas en los cimientos, se acumula en sótanos, plantas bajas… y desde allí se filtra a diversas partes del edificio por difusión, aunque siempre en mayor cantidad en las plantas inferiores.

Para poder evitar la presencia de radón en los edificios, se debería modificar el código técnico de la edificación (CTE). En el siguiente enlace tenéis un interesante proyecto piloto de impermeabilización de una construcción para minimizar la presencia de radón en el mismo.

 

Q-Blog

3 Comentarios

  1. […] El radón es un gas noble de número atómico 86 y configuración electrónica que podemos escribir, en su forma abreviada, como [Xe]4f14 5d10 6s2 6p6 es decir, es el gas noble que sigue al xenón en la serie química y tiene, por tanto, 32 electrones más (un nivel completo con orbitales f, d, s y p como vemos en la configuración). El hecho de que se trate de un gas noble y tenga, por tanto, una baja reactividad química (tiene su nivel electrónico completo, no “necesita” formar enlaces) podría hacernos pensar que se trata de un compuesto poco tóxico o incluso inocuo. Sin embargo es peligroso; muy peligroso. Se presenta de forma natural en estado gaseoso y es incoloro, inodoro e insípido, y se libera del suelo, procedente de la descomposición del uranio presente en rocas y suelo.  […]

    Un gas noble no tan noble: el radón | Ar..., 9 Años Antes Responder

  2. Excelente blog, una temática poco difundida, o mejor dicho poco aprovechada.

    jsequeiros, 9 Años Antes Responder


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